Historias: «Ir a la Playa»

Con motivo de un nuevo aniversario de nuestra ciudad en el mes de junio,  la Comisión de Cultura hizo el lanzamiento de una actividad llamada HISTORIAS DE TARARIRAS. La idea fue invitar a personas mayores a escribir anécdotas e historias de tiempos pasados, con el objetivo de rescatar esa memoria y compartirlas con las generaciones más jóvenes. Estas HISTORIAS forman parte de nuestra cultura local, es por eso que queremos compartirlas ya que seguramente provocarán recuerdos y otras historias. Agradecemos a quienes participaron  haciendo posible esta actividad.

IR A LA PLAYA

En la década del 50 y el 60 no había transporte público para ir a la playa y poca gente tenía auto propio. Así que algunos camioneros organizaban viajes a la playa los fines de semana. Estaba el camión de Zoilo Montaña, y el del “Macho” Ferreira, entre otros.

En la caja del camión se ponían tablones para hacer filas de bancos para sentarnos y algunos se sentaban en el suelo. La gente subía por una escalera y se ubicaba en los lugares con todas sus cosas. Por lo general salíamos temprano a la tarde, enseguida de almorzar. Un camión se volvía de nochecita, y el otro se quedaba y volvía después del baile. ¡Qué pena que el que nos llevaba a nosotras era el que volvía temprano!

Como no había conservadoras, la gente compraba barras de hielo, que eran grandes y duraban mucho y las ponían en latones donde las cubrían para que duraran más.

Los bailes en la playa empezaban enseguida que se entraba el sol y duraban hasta las doce o la una de la madrugada.

Renée Quintana, Ruth Caffarel

HOGAR TARARIRAS

Historias: «El Camión Solidario»

Con motivo de un nuevo aniversario de nuestra ciudad en el mes de junio,  la Comisión de Cultura hizo el lanzamiento de una actividad llamada HISTORIAS DE TARARIRAS. La idea fue invitar a personas mayores a escribir anécdotas e historias de tiempos pasados, con el objetivo de rescatar esa memoria y compartirlas con las generaciones más jóvenes. Estas HISTORIAS forman parte de nuestra cultura local, es por eso que queremos compartirlas ya que seguramente provocarán recuerdos y otras historias. Agradecemos a quienes participaron  haciendo posible esta actividad.

EL CAMIÓN SOLIDARIO

Después de salir de la escuela muchas veces había tiempo para jugar un picado en la canchita del barrio que habíamos limpiado y arreglado entre el alambrado del camino al Semillero y el terraplén de las vías del ferrocarril. Nos dábamos cita con la presencia de cada uno, sin aviso y no éramos muchos. Pero los sábados había más concurrencia y además pasaba el motocar a las 4 y media de la tarde que venía de Colonia lo que nos paralizaba a todos porque pasaba muy cerca. Pero un día decidimos hacer una prueba y colocamos sobre las vías algunas monedas de la época y esperamos que esa enorme mole de hierro pasara para comprobar qué efecto haría sobre el metal y oh sorpresa… “quedaron más chatas que un vintén” Pero el dicho ya estaba inventado sólo comprobamos que esas máquinas de hierro que se deslizan sobre las vías todo lo pueden, no se detienen, son las dueñas de su camino.

Al poco tiempo escuchamos que ese poder transformado en ferrocarril se había “llevado puesto” un camión en la entrada de la estancia Chiché. Saber qué pasó, quien era, cómo está, … fue todo un problema, fue trasmisión de boca en boca ya que estábamos en la década del 50.

“Al chofer lo está atendiendo el Dr. Varela y ya va para su casa pues tiene la clavícula rota solamente”, fue la primera gran noticia y qué alegría. Que te agarre un tren y solo tengas un pequeño hueso roto debe ser una suerte millonaria, se decía. Y sí, era cierto, era un accidente con suerte, porque era el “millonario” Caffarel que había salvado su vida gracias a una alcantarilla donde cayó empujado por la suerte y su camión pasó por sobre él en la embestida del tren. Dije camión, perdón, lo que quedó después del choque sirvió solo para chatarra.

Agradecido por ser parte de la vida pero con la angustia de haber perdido la fuente laboral para toda su familia, los días de recuperación pasaban con angustia. Muchos sentían la necesidad de ayudar pero no era fácil ya que el “millonario”, apodo simpático porque reflejaba por contraste su verdadera humildad, había pasado su vida arriba de un camión, y ahora qué otra cosa podía hacer!.

“Esperá, ya vas a tener tu camión” fue la voz que al impulso del recordado Juan Pedro Justet se hizo eco en cada rincón de esta villa, y fue esa fuerza arrolladora que una vez le quitó el volante de sus manos que resonó con más fuerza en cada barrio, en cada entidad, en cada amigo para que en poco tiempo Juan Daniel pudiera volver a las rutas, a los campos acarreando granos embolsados, y asi llevar nuevamente el pan a su hogar. El lento caminar de la solidaridad de los vecinos y amigos que componían esta villa, tuvo más fuerza que la robustez de las máquinas de hierro que diariamente hacían sonar su silbido por el medio de la población imponiendo su presencia. Pero todos sabíamos que por esta vez, había sido derrotado por el “millonario”.

La audición radial de la capital “Las Buenas Noticias RAUSA”, que recogía las buenas obras y acciones que a nivel de todo el territorio nacional se hacían, tuvo un capítulo especial para con esta actitud solidaria que lideró Juan Pedro. No era para menos. Merece nuestro reconocimiento eterno y un ejemplo a recordar e imitar porque, además, fue una constante a lo largo de su vida especialmente en el área del deporte. Le debemos por lo menos el nombre de una calle

Roberto Carlos Gonnet

Historias: «Casa Dalmas»

Con motivo de un nuevo aniversario de nuestra ciudad en el mes de junio,  la Comisión de Cultura hizo el lanzamiento de una actividad llamada HISTORIAS DE TARARIRAS. La idea fue invitar a personas mayores a escribir anécdotas e historias de tiempos pasados, con el objetivo de rescatar esa memoria y compartirlas con las generaciones más jóvenes. Estas HISTORIAS forman parte de nuestra cultura local, es por eso que queremos compartirlas ya que seguramente provocarán recuerdos y otras historias. Agradecemos a quienes participaron  haciendo posible esta actividad.

CASA DALMAS

La Casa Dalmas era un comercio de ramos generales. Era más grande que un supermercado de ahora. Se vendían desde autos hasta una pieza de porcelana. Había almacén, tienda, etc y también acopiaban  semillas. Los productores embolsaban las cosechas y se acopiaban en los galpones, para luego enviarse por tren cuando se vendían.

Recuerdo que en el almacén trabajaban los Caffarel: Esteban y después Rubén.

Empecé a trabajar en lo Dalmas en 1949, a los 14 años, cuando salí de la escuela. Ganaba $5, después me fueron aumentando, con el paso de los años. Trabajaba en la tienda. Para llegar a los estantes había que subir por escalera, porque era muy alto. Mi primer accidente de trabajo fue cuando me caí de la escalera.

Además de atender a los clientes, teníamos que repasar y lavar el piso.

Una vez, habían comprado portarretratos para vender. Eran de vidrio porque en esa época no había cosas de plástico. Al ordenarlos se me rompió uno, ¡ Qué nervios!, pero por suerte no pasó nada.

Había mucho compañerismo. Recuerdo algunas compañeras con las que trabajábamos juntas: Maruja, Mary y Nelly Thul, las Maino, “Tola” Ugón, Olga y Élida Arenas.

A veces me encuentro con gente a la que le vendí la ropa para el casamiento.

Aprendí a ser responsable de mi trabajo y a nunca llegar tarde.

 

Nelba Llorca (Chiquita)

Hogar Tarariras

Historias: «Tarariras 1959-1960»

Con motivo de un nuevo aniversario de nuestra ciudad en el mes de junio,  la Comisión de Cultura hizo el lanzamiento de una actividad llamada HISTORIAS DE TARARIRAS. La idea fue invitar a personas mayores a escribir anécdotas e historias de tiempos pasados, con el objetivo de rescatar esa memoria y compartirlas con las generaciones más jóvenes. Estas HISTORIAS forman parte de nuestra cultura local, es por eso que queremos compartirlas ya que seguramente provocarán recuerdos y otras historias. Agradecemos a quienes participaron  haciendo posible esta actividad.

HISTORIA

En los años 1959-1960, yo tenía 16 años y Tarariras una población entre 1500 y 2000 habitantes.

El pueblo estaba abastecido por tres grandes casas comerciales : la de Guillermo Greising, la de A. Carlos Dalmas y la de González y Alonso. Cada una era casa de “ramos generales” y abarcaba todos los rubros: almacén, tienda, ferretería, bazar, además eran agentes de distintas marcas de automóviles y maquinarias agrícolas. Greising era representante de Ford, Dalmas de Internacional y González y Alonso de Studebaker.

Además, Greising era representante de ANCAP y distribuía nafta y querosene en el medio rural, surtiendo a casi toda la campaña. El combustible venía en tanques de 200 litros, grises, con dos aros de hierro alrededor, para hacerlos rodar.

También había muchos comercios chicos : tiendas zapaterías, con nombres de familias judías como Patoka, Policar, Jarovich.

Existían tres sucursales bancarias: República, Valdense y San José. El gerente del Banco República era López Silveira, que casi siempre salía a tomar un aperitivo al Club Nacional, que en ese momento estaba cerca de Firenze Calzados, sobre calle Roosevelt (hoy B. Bacigalupe) y allí nos enseñó a jugar al billar.

El gerente del Banco San José era don Roberto Soto y el del Valdense, Juan Pedro Davyt.

También había tres estaciones de servicio: ESSO, SHELL y ANCAP, muchos talleres mecánicos, barracas, panaderías, carnicerías y comercios de distintos productos.

 Luis Budiño

Historias de Tarariras

Con motivo de un nuevo aniversario de nuestra ciudad en el mes de junio, la Comisión de Cultura hizo el lanzamiento de una actividad llamada HISTORIAS DE TARARIRAS.

La idea fue invitar a personas mayores a escribir anécdotas e historias de tiempos pasados, con el objetivo de rescatar esa memoria y compartirlas con las generaciones más jóvenes.

Estas HISTORIAS forman parte de nuestra cultura local, es por eso que queremos compartirlas ya que seguramente provocarán recuerdos y otras historias.

Agradecemos a quienes participaron haciendo posible esta actividad