Con motivo de un nuevo aniversario de nuestra ciudad en el mes de junio,  la Comisión de Cultura hizo el lanzamiento de una actividad llamada HISTORIAS DE TARARIRAS. La idea fue invitar a personas mayores a escribir anécdotas e historias de tiempos pasados, con el objetivo de rescatar esa memoria y compartirlas con las generaciones más jóvenes. Estas HISTORIAS forman parte de nuestra cultura local, es por eso que queremos compartirlas ya que seguramente provocarán recuerdos y otras historias. Agradecemos a quienes participaron  haciendo posible esta actividad.

EL CAMIÓN SOLIDARIO

Después de salir de la escuela muchas veces había tiempo para jugar un picado en la canchita del barrio que habíamos limpiado y arreglado entre el alambrado del camino al Semillero y el terraplén de las vías del ferrocarril. Nos dábamos cita con la presencia de cada uno, sin aviso y no éramos muchos. Pero los sábados había más concurrencia y además pasaba el motocar a las 4 y media de la tarde que venía de Colonia lo que nos paralizaba a todos porque pasaba muy cerca. Pero un día decidimos hacer una prueba y colocamos sobre las vías algunas monedas de la época y esperamos que esa enorme mole de hierro pasara para comprobar qué efecto haría sobre el metal y oh sorpresa… “quedaron más chatas que un vintén” Pero el dicho ya estaba inventado sólo comprobamos que esas máquinas de hierro que se deslizan sobre las vías todo lo pueden, no se detienen, son las dueñas de su camino.

Al poco tiempo escuchamos que ese poder transformado en ferrocarril se había “llevado puesto” un camión en la entrada de la estancia Chiché. Saber qué pasó, quien era, cómo está, … fue todo un problema, fue trasmisión de boca en boca ya que estábamos en la década del 50.

“Al chofer lo está atendiendo el Dr. Varela y ya va para su casa pues tiene la clavícula rota solamente”, fue la primera gran noticia y qué alegría. Que te agarre un tren y solo tengas un pequeño hueso roto debe ser una suerte millonaria, se decía. Y sí, era cierto, era un accidente con suerte, porque era el “millonario” Caffarel que había salvado su vida gracias a una alcantarilla donde cayó empujado por la suerte y su camión pasó por sobre él en la embestida del tren. Dije camión, perdón, lo que quedó después del choque sirvió solo para chatarra.

Agradecido por ser parte de la vida pero con la angustia de haber perdido la fuente laboral para toda su familia, los días de recuperación pasaban con angustia. Muchos sentían la necesidad de ayudar pero no era fácil ya que el “millonario”, apodo simpático porque reflejaba por contraste su verdadera humildad, había pasado su vida arriba de un camión, y ahora qué otra cosa podía hacer!.

“Esperá, ya vas a tener tu camión” fue la voz que al impulso del recordado Juan Pedro Justet se hizo eco en cada rincón de esta villa, y fue esa fuerza arrolladora que una vez le quitó el volante de sus manos que resonó con más fuerza en cada barrio, en cada entidad, en cada amigo para que en poco tiempo Juan Daniel pudiera volver a las rutas, a los campos acarreando granos embolsados, y asi llevar nuevamente el pan a su hogar. El lento caminar de la solidaridad de los vecinos y amigos que componían esta villa, tuvo más fuerza que la robustez de las máquinas de hierro que diariamente hacían sonar su silbido por el medio de la población imponiendo su presencia. Pero todos sabíamos que por esta vez, había sido derrotado por el “millonario”.

La audición radial de la capital “Las Buenas Noticias RAUSA”, que recogía las buenas obras y acciones que a nivel de todo el territorio nacional se hacían, tuvo un capítulo especial para con esta actitud solidaria que lideró Juan Pedro. No era para menos. Merece nuestro reconocimiento eterno y un ejemplo a recordar e imitar porque, además, fue una constante a lo largo de su vida especialmente en el área del deporte. Le debemos por lo menos el nombre de una calle

Roberto Carlos Gonnet